
Pongamos que hablo de mi
José Manuel Caturla, un contador de historias
Siempre se me ha dado bien contar historias.
Por lo que sea, siempre me ha conmovido la realidad ajena, la que vive cada ser humano, a veces de forma pública, a veces en silencio.
Y vete tú a saber, siempre he querido hacer de nexo transmisor entre la verdad de cada uno y la apariencia que proyecta.
En esas dos esferas me muevo desde hace años, cuando empecé a garabatear trozos de papel. De niño, fantaseaba con relatos mágicos, de aventuras, de héroes y villanos. De joven, puse los pies en la tierra y empecé a dudar de las cosas. Y de adulto descubrí que la realidad, a menudo, supera la ficción.
Me llamo José Manuel Caturla y soy un hijo del Baby Boom. Con mezcla de sangre alicantina y extremeña en las venas, nací en el Mediterráneo en 1970. Por mis venas surca la tierra de conquistadores y el mar de navegantes, una combinación que siempre me he hecho pensar más allá del horizonte.
Constructor de relatos
Al cumplir 1 año, mi mejor juguete fue un balancín con forma de caballito.
Con 5 años sufrí el primer disgusto cuando murió un señor que yo no conocía de nada pero que me dejó una semana sin ver los dibujos animados en la tele. Con 8 años, giraba con fuerza una bola del mundo que se iluminaba por las noches en la oscuridad de la habitación.
A los 12 años rompía la disciplina del patio y me iba, yo solo, a jugar al baloncesto, animado al ver en la tele -de madrugada- como España le ganaba por primera vez a Estados Unidos.
Poco después de cumplir 14 años escribía en el boletín informativo del instituto.
Y con 18 años salí de casa para irme a Madrid a estudiar Periodismo en la Universidad Complutense, la única opción que se me pasaba por una cabeza que entonces peinaba con raya y tupé.
Periodista de vocación, creo que no hay sociedad sin comunicación. Bajo esta premisa, mi objetivo es comunicar, transmitir información entre seres humanos.
Quien dice que la información es poder no va desencaminado, porque no hay mayor poder que la capacidad de comunicar a los seres humanos.
Ese el poder de la comunicación.
Y es la comunicación la que te da el poder.
Soy de una generación que ha podido leer la historia en el periódico de cada día. Desde la distancia, gracias a los medios de comunicación, me sentí testigo de la Caída del Muro de Berlín, del final de la Perestroika, de la Guerra del Golfo, del conflicto de los Balcanes o del atentado de las Torres Gemelas. Escenarios históricos que luego conocí en persona. Lugares que he visitado y que me han conmovido. Con mi cámara Canon colgada al cuello y mi bloc de notas en la mochila, puedo decir que he recorrido mundo.
Pero no hace falta traspasar fronteras para conmoverse por lo que nos rodea. Mi conciencia como ciudadano creció de forma paralela al avance de la democracia; a la amenaza del terrorismo; a la expansión de los barrios marginales engendrados a la sobra de la eclosión del ladrillo; a los grandes fastos capitaneados por Naranjito, Cobi y Curro; a los ciclos económicos y los relevos al frente de Gobiernos.

Delante del Muro de Berlín, en la East Side Gallery, 2011. / Foto: CARMEN SEVA

En Nueva York, junto a la Zona Cero de las Torres Gemelas, 2004.

Barrio de Parque Ansaldo (Sant Joan), con mi primer libro en la mano, 2006. Foto: ALEX DOMÍNGUEZ
Un periodista entre alcaldes
Aprendí a votar y comprendí que yo también podía ayudar a elegir alcaldes, diputados o presidentes. Con mi papeleta y con mi trabajo como periodista.
Una constante en los 30 años que llevo dedicado al mundo de la comunicación es mi compromiso y entrega con las empresas donde he trabajado. He recorrido toda la Comunitat Valenciana, en diversos medios de comunicación (tengo el título C2 de valenciano), por lo que mi conocimiento de este territorio es muy elevado, especialmente de la provincia de Alicante. La información local, la más cercana a la ciudadanía, siempre ha sido una de mis preferencias, tanto desde medios convencionales (prensa escrita, radio y televisión), como desde gabinetes de comunicación en entidades públicas, donde he profundizado en el campo de la comunicación institucional y política.
Ese conocimiento de la información local me ha llevado a escribir dos libros con mi pueblo, Sant Joan d’Alacant, de protagonista. En 2006 edité ‘Parque Ansaldo, donde las calles no tiene nombre’, un reportaje novelado sobre este barrio marginal, una pretendida zona residencial que se convirtió en un lumpen de de delincuencia. Y en octubre de 2022 tengo previsto presentar un libro de retratos biográficos de vecinos de Sant Joan. Memoria viva de un siglo de historia.

En el interior del campo de concentración de Auschwitz, 2016.
Amplia formación
En el currículum dice que soy licenciado en Ciencias de la Información, rama Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid, y que tengo formación en Protocolo Institucional, Fotografía, Tratamiento de Imagen Digital, Publicidad y Relaciones Públicas. Este perfil profesional offline se ha ampliado y adaptado a las nuevas plataformas de comunicación online. Mi inquietud constante me ha llevado a estar siempre en permanente formación, hasta llegar al Master en Marketing y Comunicación Estratégica Digital que realicé en 2021 en Fundesem Business School. Aquí recibí una formación integral en Copywriting, Desarrollo Web, Social Media, Marca Personal, Estrategia y Comunicación Digital. En la pared del despacho cuelga un MMDI que encendió definitivamente el chip de la transformación y me lanzó a volcarme en el marketing político, una especialidad que me acompaña desde que di mis primeros pasos en el mundo de la comunicación y que ahora afronto con todas las garantías profesionales.
Viajero empedernido, apasionado de la Semana Santa, entusiasta del baloncesto, friki de Star Wars, enamorado del cine comprometido y seducido por la música de autor. Pasiones que comparto desde hace más de 20 años con mi pareja. Pasiones que mueven el mundo.
Como un día expresó el visionario
“Todo lo que una persona
pueda imaginar,
otras podrán hacerlo
realidad”
Si quieres imaginar
relatos fascinantes,
no dudes en
contactar conmigo.

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