Un estudio elaborado por la consultora de marketing político ‘Como alcalde vuestro que soy’ detecta que a los cargos públicos les encanta engordar su lista de followers
Los fantasmas que pululan por la red no descansan. No es que trabajen más, que por su carácter espectral no debe suponer ningún esfuerzo, sino más bien es que su estirpe se prolonga en el tiempo. Las campañas electorales celebradas en 2019 provocaron, entre otras muchas cosas, que los candidatos a los gobiernos de las diferentes administraciones reforzaran todo lo posible sus redes sociales. Algunos ni siquiera tenían Twitter o Instagram antes de que su nombre figurara en una candidatura. Otros, más avezados en estas lides, potenciaron su ‘presencia virtual’ para llegar al mayor electorado posible.
En los meses de abril y mayo de 2019, sus perfiles ‘engordaron’ el número de seguidores de manera exponencial, un crecimiento que en ocasiones fue de forma espontánea y natural, otras veces comprando ‘followers’ para aparentar ser más influyentes, y otras veces, siendo víctimas involuntarias de los llamados ‘bots’, que rastrean la red y se extienden de forma aleatoria y caprichosa. Tres años más tarde, esa práctica usual, tan cuestionable como permitida, sigue dando sus frutos.
En agosto de 2019, José Manuel Caturla escribió un reportaje en Diario Información, donde analizar con varias herramientas las cuentas en Twitter de los principales dirigentes políticos alicantinos y valencianos.
Engorde de cuentas
Ese informe desvelaba que los representantes públicos alicantinos usaban perfiles en Twitter con más de un 15% de seguidores falsos y más del 30% de seguidores inactivos. Después del ‘engorde’ de cuentas durante la campaña electoral de la primavera de 2019, los dirigentes no perdieron amistades ‘ficticias’. La consultora de marketing político ‘Como alcalde vuestro que soy’ ha vuelto a realizar este análisis.
Gracias a los rastreos de Fakers Status People y Twitter Audit se ha sabido que los políticos no hay perdido esos apoyos etéreos casi tres años después de llegar al poder. De este modo si se suman los ‘followers’ falsos y sin actividad, cerca de la mitad de las personas a las que presuntamente llegan los mensajes de los líderes políticos son espectros.
Seguidores inactivos
Hace tres años destacaba, por número de seguidores, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra (Compromís), con 252.170. En 2022 apenas tiene 3.000 ‘followers’, aunque más de la mitad de sus seguidores están inactivos.
Otra gran tuitero, Toni Cantó, cuando aspiró a gobernar la Generalitat, como líder de Ciudadanos, tenía 234.448 seguidores. Ahora, trabajando para el PP en la Comunidad de Madrid, tiene 425.400 seguidores, de los que la mitad son falsos.
El tercer político analizado con más seguidores es el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. De 80.000 seguidores en Twitter ha pasado a 111.800. Sin embargo, sí que ha lavado bastante la cifra de amigos falsos, ya que del 53% ha pasado al 19%. También ha bajado el volumen elevado de partidarios ficticios Joan Baldoví, el único diputado de Compromís en el Congreso. La depuración ha pasado de 35% a un 12%. El presidente de la Diputación de Alicante y próximo candidato del PP a la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha pasado de unos casi ridículos 1.251 ‘followers’, con un 7% falsos, a 6.548 seguidores, con tan solo un 2,3% falsos.
‘Followers’ artificiales
Si nos pasamos a analizar a los principales dirigentes políticos españoles, el estudio realizado por ‘Como alcalde vuestro que soy’ deja a las claras que el líder con más ‘followers’ artificiales es Pablo Iglesias, con 2,6 mil seguidores, de los son fake el 16%.
Por su parte, Pedro Sánchez tiene 1,6 millón de seguidores de los que son falsos el 14,4%. En cambio, Isabel Díaz Ayuso tiene 741.300 seguidores, de los que solo un 1,6% falsos. Eso es lo que indican los rastreos de Fakers Status People y Twitter Audit.